El tal Hasel
Reconozco que me da una pereza infinita hablar del chisgarabís ése de Hasel , intitulado a sí mismo rapero y artista, que espero esté disfrutando de las bondades de la trena y tenga ocasión, oportunidad y experiencias suficientes para improvisar otras tonadillas de esas sin ritmo, melodía ni letra digna de llamarse así, que son a las que se dedica el preso. Pero era esto o hablar de la huida hacia adelante del otro Pablo, el nuevamente fraCasado, que parece que culpa a su sede en la madrileña calle Génova de su incompetencia para hacer del Partido Popular una alternativa política. El tal Hasel ese, para empezar, no se apellida así, sino Rivadulla Duró, apellidos de honda raigambre ilerdense -que no es un insulto, sino el gentilicio de Lérida-. Porque lo primero que es el mentecato es un niño de papá , el empresario dedicado a construcción de edificios residenciales, limpieza general de edificios y promoción de terrenos Ignacio Rivadulla, que fue también presidente de la Unión Deport