TorPPes
Si es que son torpes, tontos, ineptos, insensatos, absurdos…
Se me agotan los sinónimos para referirme a los dirigentes del Partido Popular,
desde las barbas de Casado a los pies embarrados de ese ambicioso y engreído
conspiradorcillo de Angel Carromero (que ustedes conocen aunque no recuerden
ahora su peripecia, que luego les refresco), pasando por el Visir Iznogud
(aplíquese la traducción fonética al inglés, verán que risa) de ese
especialista en “procesado de señal cerebral, el control, la automática y las
redes inalámbricas” que con tanto afán aplica desde su cargo de Secretario
General del desastre, Teodoro (Inodoro) García Egea.
Son burros hasta el punto de parecer que quieren suicidarse y
no llegan más allá que a darse un tiro en el pie. Porque hace falta ser acémila
para, cuando tienes todos los ojos de España fijos en qué vas a hacer con tu
victoria en Castilla-León, que es una oportunidad de demostrar que tienes
recursos, que tienes ideas y que tienes principios y en algún momento (cada vez
más lejano) podrías responsabilizarte de La Moncloa, caer en el lodo, el
navajeo, el barriobajismo de que se conozca (que ellos ya sabían en qué
andaban, claro) sus necias maniobras para desacreditar al mejor valor que
tienen en la actualidad, que es Isabel Díaz Ayuso. Es como si, pongamos por
caso, Florentino Pérez estuviera sacando ahora las multas de Benzema por ir a
doscientos por la M-30, o que anduvo mezclado con las denuncias a un compañero
de la selección francesa.
Que si alguien de la Empresa Municipal de Vivienda del
Ayuntamiento de Madrid buscó a un detective, que si fue el huelebraguetas (nada
distinto a los que hay en Sálvame, por otra parte) el que pregunto en la
empresa pública, encargado por alguien del PP, que si un hermano de Díaz Ayuso
habría cobrado una comisión por la compra
(1,5 millones la compra, no la comisión) de mascarillas cuando el
Gobierno de la nación era incapaz de , proporcionarlas y decía que no eran
necesarias, que si Alberto Ruiz Gallardón, que será lo que fuese pero mantiene
una lealtad a prueba de Egeas, se enteró y se lo contó a Ayuso…
Una mierda, todo, y perdonen la escatología. Pero es que en
este PP apesta todo lo que queda cerca de la sede central de Génova. Y
FraCasado no sabe qué hacer; Inodoro, haciendo honor a su nombre, enmerda todo
lo que toca, desde la campaña en Castilla-León a sus turbios manejos para
perjudicar a Ayuso. Y ahí está el niño-polla del aparato del partido, Angel
Carromero.
Se lo recuerdo: Carromero es el niñato que se fue a Cuba,
supuestamente, a llevar fondos a la oposición y acabó matando a uno de sus
líderes, Osvaldo Payá, en un accidente de tráfico, conduciendo un coche para el
que no tenía carnet. Sí, bueno, luego vendió que había sido la policía secreta
cubana que los echó de la carretera… No solo eso, sino que después remataron al
opositor.
Este pieza, ambiciosete sin ética, también tonto útil, con 21
años y sin haber dado un palo al agua en su vida, fue progresando en Nuevas
Generaciones desde el barrio de Salamanca de Madrid, subiendo en la organización
juvenil del PP hasta llegar a ser su Secretario General en la capital en 2013.
Cuatro años antes (2009) ya le había colocado “by finger” como asesor de no se
sabe bien qué, en el Ayuntamiento de Madrid. Mientras, manejaba 50 cambios de
afiliación del distrito de Salamanca al de Moncloa-Aravaca con el objeto de
manipular el censo para influir en las elecciones locales del partido. Una
joya.
Como son torpes, seguirán disparándose a los pies. Ya lo
están haciendo. La última es que pretenden abrir un expediente disciplinario a
Ayuso. Un monumento a la estulticia. Pero que tengan cuidado: hay un millón
seiscientos veinticuatro mil madrileños que a lo mejor no lo entienden y ya están convocados a una manifestación el domingo. Y
tampoco es que ellos, los torPPes sean unos magos, en cuestión de comunicación.
Es la partitocracia, donde caben envidias, submarinos del contrario, y presencia de Soros.
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