Referéndum "legal"
Ya sé, ya. A usted, como a mí, lo que nos tiene impactados
hoy, de lo que hablamos con la familia y los amigos, es del asesinato de las
niñas de Tenerife, de la muerte de esos dos angelitos cuyos videos hemos visto
tantas veces, a manos de su padre, un ser despreciable como tal, y como hombre,
y como ser humano, que espero haya tenido la decencia de matarse también él, ese
perro.
Radios y televisiones, los más inmediatos -ya verán mañana
los periódicos- nos deleitan hoy con los detalles más morbosos, con el análisis
de pretendidos expertos, con aventuradas teorías, presuntas causas, sospechados
desenlaces. Porque sí, en efecto, un suceso como el de Canarias nos estremece
como personas y como sociedad.
Irene Montero dice lamentar, “como ministra de Igualdad (por
si se nos olvida), no haber llegado a tiempo”, como si algo dependiera de ella,
más allá de su chalet en Galapagar y su niñera pagada con fondos públicos. Y
Sánchez "El Magnánimo", en plena campaña de despiste, desde Argentina hasta Bruselas, envía un
twitter mientras espera que John Biden le dirija la palabra.
Mientras, se calienta la expectativa de la manifestación contra los indultos convocada para este domingo en la Plaza de Colón de Madrid
y, como saben, en muchas otras plazas de muchas otras ciudades. Porque estamos
ya muy hartos de las mentiras del felón, del embustero vocacional que tenemos
por presidente del Gobierno.
Y la espera de esos indultos, de ese insulto a la mayoría de
catalanes que no son independentistas, y a los españoles que seguimos creyendo
en una España unida, incluida Cataluña, con todo y sus botarates, los
separatistas planifican qué van a plantear en la “mesa de negociación” que le
ha concedido el gobierno socialcomunista de España.
Sus planes, los de los independentistas, ya los ha desvelado
el documento que la Guardia Civil le pilló en octubre a Xavier Vendrell, ex
secretario de organización de ERC y supuesto cabecilla en la sombra del 1-0 y
del movimiento Tsunami. Nada que nos pille por sorpresa. Ya sabemos que ellos,
como Sánchez, mienten más que pestañean y que la aparente renuncia de Junqueras
a la vía unilateral tiene tanta validez como un euro de madera.
Porque lo que van a plantear los independentistas catalanes
como ese referéndum “legal” no es otra cosa que una reforma del vigente
Estatuto de Autonomía de Cataluña, el que se llamó de Miravet, impulsado por
Maragall y Carod Rovira y apadrinado por el tonto de Zapatero. Fue recurrido al
Tribunal Constitucional por el Partido Popular, el Defensor del Pueblo, y cinco
comunidades autónomas, entre ellas Valencia y Baleares (aunque siempre se dice
solo que lo recurrió el PP, claro), que declaró inconstitucionales nada menos
que 14 de sus artículos. Por cierto, a los pocos días, los secesionistas ya
enseñaron la patita de su desobediencia a los tribunales, con una manifestación
a la que también acudieron los líderes socialistas (que no se nos olvide nunca este
detalle).
Y ahora, con la reforma del Estatuto de 2006, pretenden
apañarse, porque la ley así lo requiere, un referéndum que convertirán en plebiscitario
sobre la independencia de Cataluña. Por ahí van los tiros. Y es como para
liarse la manta a la cabeza y acudir el domingo a la plaza de Colón -o la que
más cerca tengan ustedes-, sino fuera porque hoy tenemos todos el alma
destrozada por la muerte de Olivia y Anna.
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