2019: Balance 0
Llegadas estas alturas de año, a los periodistas se nos
impone, casi como una liturgia, el deber de “hacer balance” de lo que ha sido
el ejercicio en la faceta que nos corresponda. Y te pones a rebuscar en tus
archivos, en la hemeroteca y las redes para refrescarte la memoria de lo más
llamativo, noticioso o escandaloso que aconteciera en los últimos doce meses.
Bueno, pues este año no. Este año parece que lo más mollar,
que diría Forges, se va a quedar para el final, como las campanadas, las uvas y
el anuncio de Iberia. Porque empiezas a repasar y ves que la historia de 2019,
en lo político, es Balance 0: una profunda tristeza, un vacío cósmico que nos
engulle, un agujero negro, muy negro, del que nos consolaría que nos fuera a sacar
la Nochevieja, si no fuera porque la oscuridad que se avecina parece aún mayor.
Ha sido un año de urnas: dos elecciones generales, elecciones
europeas, autonómicas, locales. Casi cada tres meses, hala, al colegio
electoral, a que pareciera que los ciudadanos tenemos algo que decir. Y ha sido
un año, también, del que cualquier político, de cualquier ideología, de
cualquier nivel, haría bien en avergonzarse.
Porque de nada ha servido llevarnos una y otra vez a votar.
Que parecemos tontos, oye, que no somos capaces de votar de forma que salga un
gobierno claro, estable, solvente. ¡Con lo bien que lo hacíamos el siglo
pasado, hombre!
Fíjate si votaremos mal que el Gobierno en funciones ha
castigado a los andaluces a no tener bajada de impuestos, por no haber
mantenido al PSOE en San Telmo.
Ese estado de inanición política, incapaz de gobernar más que
a golpe de decreto ley, incompetente para aprobar unos Presupuestos Generales
del Estado desde hace dos años, nos lo han decorado, eso sí, con toda suerte de
humos de colores, desde el cambio climático, con la niña Greta de pareja de
Bardem; a la condena definitiva del patriarcado a ritmo de ridículas
coreografías; o con sentencias escandalosas por exceso o por defecto…
O sea, que no es que no nos hayamos entretenido, este 2019.
Lo que pasa es que el postre, lo gordo, lo relevante, lo que nos va a marcar el
futuro, nos lo han guardado para el día 30, si es que no nos lo sirven, triste
Inocentada, el 28 de diciembre: el próximo Gobierno de España. Que ya sabemos
que va a durar dos telediarios y nos conducirá de nuevo a las urnas. Pero que,
para cerrar el ejercicio, va a hacer que se nos atraganten las uvas, los
turrones, el roscón de Reyes y hasta la cuesta de enero.
Así que, miren, ustedes no hagan caso, celebren las fiestas
con los suyos en amor y compaña, disfruten los encuentros y hasta los
desencuentros. Les felicitaría el Año Nuevo, pero viendo el panorama, ¿saben
que les digo? Feliz Navidad.
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